Y después de la lluvia
el verdín en la pared
hasta en la tierra.
El verde reluciente
en las hojas
de los árboles.
La brisa fresca
y luego el sol
que la acompaña.
La conjunción perfecta
digo yo
desde la infancia.
Momento mágico
en que la imaginación
me conducía al juego.
Y después de la lluvia
todo renace,
mi mirada se vuelve
optimista,
las fuerzas perdidas
se recobran.
Para que aquel amor
dormido
se despierte
pienso en la lluvia
salgo a nadar en ella
extiendo mis alas
abrazándola.
Y recuerdo tu rostro
la expresión de tus ojos,
la manera que tienes
de mirarme
y el pacto
que sellamos aquel día,
pensando que es posible
parados bajo la lluvia
no mojarse.
Cintia Ceballos
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