jueves, 29 de octubre de 2009

Ritmo agónico. 30-10-09

Es tan sutil el embrujo
que ni quieres darte cuenta,
porque a veces es preciso
no entender
para congeniar
con la incoherencia cotidiana.
Llamas a los mayores
implorando una opinión,
pero preferirás la frescura
de la insensata juventud,
y prepararás un cóctel
de sabores,
embriagándote
con las ambivalencias.
Casi te desnudarás frente a todos
y luego el pudor
frenará el impulso,
casi gritarás descontrolada
y la mesura
te propondrá
un lugar apacible,
podría decirse
llano.
Sin embargo me olvidaba...
eres una alpinista
de vocación
y los precipicios
son la frutilla
de ese postre,
que golosa disfrutas
ante los ojos expectantes,
sin pretender
la aprobación.
Equívoco reloj
que se detiene
en el segundo
sesenta y uno,
sin más prisa
que la de desprender
el corsé
que define
el ritmo agónico
de tus pulmones.

Cintia Ceballos