miércoles, 30 de septiembre de 2009

Penélope. 30-9-09

Penélope desconocía
la marginalidad del tiempo
y esbozó el artilugio
de hacer y deshacer
como aquel que encuentra
su escondite
en el silencio.
Porque de la mirada
del otro
no somos
apéndice
ni empuñadura
sólo la imagen equívoca
que devuelve absorto
un espejo.
La nitidez proviene
de los ojos,
que cansados
de mirar,
contemplan
y amoldan la valoración
a la subjetividad
de lo incipiente
y negado.
Como un fino cristal
que manipulado con temor
se quiebra
inevitable
ante el mínimo
aliento contenido
y finalmente
confinado
a la propagación.
Penélope desconocía
su perdurabilidad
en el tiempo,
o al menos
me animo a escribir
sin poner crédito
en mis palabras,
que si lo imaginó
no fue conciente
de su inconciencia.

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