Atraviesas el pantano
con la displicencia
y la incoherencia
de un buen sueño,
como el choque inefable
de dos masas,
acrobáticos cuerpos
enredados en el desorden
vertical
de un telón.
Te abres y muestras
la escena
en el tiempo
que te toma
pestañear
y con cálidos
prevaleces
los fríos
que me seducen
más
como espectadora
y artífice.
Me prometes
el despliegue
y la mutación
inadvertida
y caigo
en el embrujo
de tu mente,
no sin antes
pedirte
el sometimiento
y la concreción
del acto
que nunca
concretas.
Cintia Ceballos
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