jueves, 29 de enero de 2009

un poquito mas de mí.....

Memoria selectiva. 8-5-o8

Soy payaso
soy un clown
una hechicera,
me consumo
entre palabras
en mil maneras.
Soy acróbata
en un circo
y sin redes
solo el filo
de una cuerda
me sostiene,
donde el gozo
de tan pleno
causa miedo,
donde el miedo
de tan dulce
es un veneno.
Y aquí estoy
en un baúl
lleno de sueños,
con disfraces
que he vestido
ya hace tiempo,
y las fotos
que te cuentan
el pasado,
los recuerdos
que hasta aveces
has omitido.
La memoria selectiva
es quien se encarga
de que aquella
maleta que sostienes
no supere en peso
el permitido.

Cintia Ceballos



Coincidencia en sol mayor. 11-9-08

Dame una noche sin rejas,
una borrachera leve
y un pudor sin anestecia,
que te doy toda mi esencia
mi desnudez sin premisas
y el ardor de mi existencia.
Dame una noche sin guardias,
sin temores, sin conciencia,
y te doy cada centímetro
de mi piel tan imperfecta,
que si te doy no me muero
sin morir en el intento,
que si me das colmo dudas,
no me quedo en el supuesto.
Dame una noche muy noche
hasta que la luna duerma
y se convierta en sol
y besarte ya no sea
el límite entre vos y yo,
y que al fin desaparezca
este misterio y la histeria
que me consume, me asfixia.
Como explicarte que soy
la pasión que se hizo carne
y que en llamas se preserva
hasta que tu cuerpo pueda
y si no puede, se pierda.

Cintia


Con tu mirada me basta... 6-6-08.

Dame tu sonrisa
que con eso me alcanza,
dame tu mirada
que me basta,
que en un mundo
tan necio
carente
de señales,
la inmediatez
me asusta,
me asusta
y no me para.
Mirame con deseo,
con falta y sin delito,
hablame sin palabras
porque igual
yo te entiendo.
Me elogia
que me abordes
y logres que desnude
mi esencia
en un segundo,
como si el tiempo
no estuviera
de tu lado.
Arrojarme al abismo
se siente para mi
tan altruista,
que suelo no tener
ni parámetros
ni límites.
Dame tu silencio,
tu ego enaltecido,
tu vicio mas enardecido,
que puedo transformarlo,
decodificarlo y
hacerlo tan mío,
como al instante aquel
que me sedujo
al punto tal
de no lograr
sosiego
ni calma.
Y aún menos imaginar
que existe un yo
sin tu mirada,
porque con tu mirada
me basta.

Cintia Ceballos


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