martes, 27 de enero de 2009

un poco de ayer, un poco de hoy......

Cruzar la avenida. 15-9-94.

Traspaso los sentidos
que me permiten ser,
esclava de los sueños
posibles de creer.
Sucede que la vida
nos limita a sentir,
y con frecuencia huimos
sin saber donde ir.
Si vendamos los ojos
parte de nuestra esencia,
sin querer conjugamos
la vida con la ausencia.
Y cuando despertamos
rodeados de verdad,
queremos ocultarnos
y ya no saber más.
La risa si es fingida
oculta algún dolor
y al aceptar la farza
herimos la razón.
El tiempo nos rutina,
dejamos de soñar
y el sabor del silencio
nos impulsa a callar.
Sin embargo rasguñas
la red que te contiene
y tu vagón no sigue
el viaje de los trenes.
Aveces yo prefiero
pasar inadvertida,
confundirme entre otros
y cruzar la avenida.

Cintia Ceballos


Solo un barco pequeño...
20-11-08

Es un reflejo casi involuntario y humano preservarse,
no mostrarle las miserias al entorno,
dejar ese plato exquisito solo para los conocidos comensales,
solo para la elite de siempre,
aquellos seres que nos acompañan en las buenas y en las malas,
yo suelo no preservarme, me desnudo con frecuencia ante todos,
y aún desconozco si es esta una virtud o un defecto,
la duda me lleva a pensar que como en tantas cosas,
es una mezcla de ambas.
La vida está llena de ambiguedades,
por qué cuando decidimos descartar algo de nuestras vidas,
de repente por el simple hecho de dejar de poner nuestros ojos
en ello, se vuelve más atractivo, quizás siempre lo fue y lo preciso
era alejarnos para que pudiera ser libre, sin presión ni pretensiones,
entonces pienso que lo que comenzó siendo un favor propio se convirtió
en un favor para el otro.
Así el doble discurso constante y recurrente en la esencia del ser humano,
la máscara que nos quitamos no hace más que mostrar lo que no somos,
las máscara era lo propio, lo legítimo,
palabras, son solo palabras,
pero cuando descartamos la palabra como en la actuación y solo quedan las acciones,
que loco, ya no tenemos ese recurso o sí pero limitado,
entonces hasta una mano o un dedo dicen y mucho,
como el lenguaje sordo mudo pero diferente, no como único recurso.
Me encanta bailar y cuando mis piernas y mis pies se cansan, lo hago
con mis manos y me evado, sólo la música y yo, quien me ha visto sabe de lo que hablo.
Volviendo, porque cuando escribo también me voy, soy una autista delirante,
por qué sentir que perdemos nos hace añorar lo que perdimos a conciencia,
por qué esa histeria tan incontrolable,
y que un instante tan diferente e irrepetible del otro nos causa añoranza,
cuando nos fuimos del camino con propia convicción y desapego,
palabras son solo palabras.
Y lo repito para mi, que las escribo y las leo con voracidad humana,
carnal y espiritual tanto como pueda conjugarlas,
y llena de temores navego por este mar desenfrenado, alocado y pasional,
solo soy un barco pequeño que lucha con desesperación para no hundirse,
y en esta desesperación me defino sin terminología precisa,
solo segura de mi propia humanidad relevante e irrelevante.
Eso es todo...

Cintia

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